martes, 9 de septiembre de 2014

LENTES DE LA OPULENCIA

Enfrente está el puerto con sus barcos

—escasos hasta la dolencia—.



Los observo a través de los fríos cristales

como si fuese un turista más

refugiándose del sol

en esta lujosa barra

—que imita otros tiempos—.


Ante tanto asfalto 

siempre hace falta un poco de mar 

para que recalen los recuerdos 

que nos fijan a la tierra

y zarpen en las madrugadas

los deseos insurgentes.


¡Qué bien la Isla, qué bien se ve la bahía

desde este presuntuoso bar!

Pichy
 

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